Sumérgete en la quietud atemporal de La Tercia, una pedanía donde el silencio solo se rompe con el murmullo del viento entre los almendros y el eco lejano.
Sus raíces, ancladas desde el siglo XIII, no solo hablan de historia, sino de una forma de vida olvidada: pura, sencilla y en armonía con la tierra.
El Castillete encarna esta esencia: un remanso donde desconectar no es una opción, sino la única realidad.
Silencio que calma
No hay prisa, ni ruido de tráfico, ni voces estridentes; solo la quietud reconfortante de un lugar donde el alma puede respirar
Horizontes despejados
No hay edificios altos, ni cables, ni contaminación visual; solo campos abiertos, montañas lejanas y la libertad de perderse en un paisaje que parece no tener fin
Noches iluminadas solo por las estrellas
Cuando cae el sol, la oscuridad no es absoluta, sino acogedora: un manto estrellado tan brillante que se refleja en los tejados de pizarra. Sin farolas que lo apaguen, el cielo se convierte en un espectáculo